Se hace grande el camino
y la luz quedó ausente bajo
el vientre callado de una noche
sin rostro.
Mis pies sobre tus pies
paso desnudo
y un rumor sembrado a cada pulso
de la vida, en cada esquina o beso
que retuvo mi boca, hoy dormida.
Se hizo ingente el camino
pero te amé en lo cotidiano
en todos los paisajes que dibujaba
mi sonrisa, y en el frío desgastado
del invierno que mordía las horas.
Te amé porque me amabas, y te amo
hasta en la pereza que hoy me cubre
desesperadamente lejana.
Te amo y te amaré
vestida de besos
ausente o callada
y después, en la angosta vereda
de mi nombre olvidado
sobre el tedioso polvo de este camino
que me busca transido y arraigado
te seguiré amando, amor,
más allá de lo vivido.
Carmen Calvo
Marzo 2011