jueves, 2 de junio de 2011

YO LA MIRABA



Tocaban la tierra sus blancas manos
y un frío suspiro ceñía su garganta
en las húmedas huellas del recuerdo.
La sangre a borbotones, la corteza
ajena y salvaje entre sus pechos
jadeaban inertes los sueños, los besos.
Yo la miraba.
La miraba entre jazmines,
y un violeta clavado en su pelo
susurraba en la tarde un amor desterrado,
a la par que un silbido de sombras
moría despacio en un vestigio
de voces y risas muñidas al viento.
Qué fué del tembloroso enjambre,
de la tímida amapola fecundada?
Las murallas del tiempo, como negras
mariposas, tiemblan hoy buscando
las caricias granadas de las rosas,
mientras tú, dulcemente, vas pintando
a las ojeras un nuevo destino .


Carmen Calvo Lemus